El juego blanco y negro del amor continúa. Los dos amantes intercambian posiciones en todas direcciones. A veces es Alex quien se deja tomar por la gran polla negra, luego es de nuevo el turno de Amado para tomarla en su ojete. El deseo de entregarse, de fundirse, de experimentar este placer no tiene límites. Nosotros los chicos, nos amamos y nos entendemos, no importa ser blanco o negro.