Mediodía, la hora en que los tíos están realmente relajados, probablemente queriendo desconectar después de una mañana dura antes de volver al trabajo. El tipo se pone en contacto conmigo con un deseo muy concreto: vaciarse los cojones. Nos encontramos en una escalera cerca de su trabajo, se baja los pantalones y descubro una enorme polla negra. ¡Qué monstruo! Entre las piernas tiene una polla grande y pesada, con un glande enorme que siento hincharse en mi boca: ¡éxtasis! Me encanta masajearle los cojones para que fluyan los jugos, ¡y parece que funciona!