Si hubiera hecho una película para el cine, habríamos encontrado a Danny Boy en el papel de un personaje romántico. Su forma de captar la quintaesencia del placer mientras es follado como una zorra por el apuesto semental portugués David Vicnent, es irremediablemente romántica. Sus expresiones faciales emocionarían a cualquier pintor del Renacimiento. Su amigo lo convierte en un amor según las reglas del arte. Primero el romance, luego la follada salvaje. David acaricia muy suavemente a su bello amigo y le susurra dulces palabras, antes de demoler poderosamente su culito. Amigo mío, amante mío, esta tarde eres mío y sólo mío.