Mathieu ya ha chupado muchas pollas árabes en París, pero la de Kad se quedó grabada en su memoria. Esperaba volver a ver a ese matón y chupar su gran polla cricumizada. Los dos tipos se encuentran esta vez en una casa ocupada y etiquetada. Aquí no hay lugar para el romance. La comodidad es mínima, pero la excitación es total. La buena voz del matón árabe resuena en los pasillos, cuando humilla a su sumiso chupador. Mathieu chupa la gran polla árabe y se ve obligado a entregar su agujero a su amo argelino .