El matón de Marsella ha vuelto. Síguelo en su lugar secreto donde suele coger a sus víctimas sin piedad, con su gran polla árabe. Hoy, tú eres su perra. Arrodíllate y chupa esa polla de monstruo. Lámele las pelotas, huele el perfume de su polla y las pelotas llenas de semen. Sí, tienes que tragarte toda su semen. No saldrá ni una sola gota de tu boca. Métetelo todo en la garganta, perra.