Med, el semental árabe, merodea por la zona de urinarios con su polla de 9 pulgadas en la mano. Ve a Carlo Sata, un granuja musculoso adicto a las pollas en busca de acción. Carlos se arrodilla delante de la enorme polla y se la mete hasta la garganta, casi dislocándole la mandíbula, antes de metérsela con virilidad por su goloso agujero.