Después de dominar juntos a un tío, Andolini y Alaidin se van juntos a casa. Andolini se ha dado cuenta de que Alaidin parecía fascinado por su polla y su dominación. Lo lleva a la ducha y empieza a hablarle sucio. Andolini lo sabe, tiene un superpoder: su voz cálida y profunda excita a cualquier tío, llega al cerebro y levanta impulsos incontrolables. Escucharle ya es obedecer. Rápidamente Alaidin se encuentra al servicio de la polla alfa de Andolini. Va a conseguir que le vuelen el culo. El sexo es la ley de la selva: siempre hay uno más fuerte que acaba dominando al otro.