Las habilidades mamadoras de Chupapollas son bien conocidas en la urbanización, y los chicos cada vez corren más la voz. Un deportista con las pelotas demasiado llenas ha quedado con él en el último piso de un bloque de pisos. ¿Validará el lascar los conocimientos de Chupapollas? Por supuesto. Gracias en gran parte a su técnica secreta de garganta profunda, lamida de bolas y glande.